Recuperando nuestro lugar en la eternidad.
En pleno mes de diciembre, el tiempo parece escapársele de las manos. La pandemia de COVID-19 ha dejado una marca indeleble en la humanidad y hemos comenzado a vivir la vida al estilo de “microondas”, apresurándonos para aprovechar cada momento fugaz. Si bien es cierto que “la vida es corta”, debemos recordar que esta existencia terrenal es meramente un precursor de la vida eterna para la que fuimos creados.
El engaño de las actividades mundanas.
1 Juan 2:15-17 advierte: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. El mundo y sus deseos pasarán, pero el que hace la voluntad de Dios vivirá para siempre”.
A menudo nos encontramos persiguiendo posesiones materiales, relaciones o placeres fugaces, solo para darnos cuenta de que estas cosas, en última instancia, nos dejan vacíos e insatisfechos. El ejemplo de las ofertas del Viernes Negro, donde las personas se arriesgan a sufrir daños físicos por el bien de los productos rebajados, sirve como un duro recordatorio de nuestras prioridades equivocadas.
El amor de Dios: nuestra mayor búsqueda.
El Salmo 73:25-26 declara: "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen, pero Dios es la roca de mi corazón y mi porción para siempre".
Mientras navegamos por la temporada navideña, no olvidemos el mayor regalo de todos: el amor, la misericordia y la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Su sacrificio en la cruz del Calvario ha asegurado nuestra herencia eterna, y es este amor el que debemos buscar por sobre todo lo demás.
Un llamado a reclamar nuestro lugar en la eternidad. Hebreos 12:1-2 nos anima: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”.
Al acercarnos a la temporada navideña, recordemos que nuestro verdadero propósito no es acumular posesiones mundanas ni placeres pasajeros, sino reclamar nuestro lugar en la eternidad. Fijemos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, y corramos la carrera que tenemos por delante con perseverancia y propósito.
Al celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, no olvidemos el verdadero don de su amor, misericordia y gracia. Reclamemos nuestro lugar en la eternidad, buscando una vida que honre a Dios y fije nuestros ojos en Jesús.
Referencias bíblicas:
- 1 Juan 2:15-17
- Salmo 73:25-26
- Hebreos 12:1-2
—MC©️
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