Encontrando luz en la oscuridad de las dificultades financieras.

En un mundo impulsado por un sistema monetario, es fácil quedar atrapado en el ciclo de facturas y estrés financiero. Como alguien que ha enfrentado dificultades financieras, a menudo me he encontrado preocupado por llegar a fin de mes. Pero al reflexionar sobre mi situación, recuerdo que mi identidad y mi valor no están definidos por mis circunstancias financieras.

Jesús nos enseña en Mateo 4:4: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Si bien las necesidades físicas como la comida y la electricidad son esenciales, palidecen en comparación con el alimento espiritual que recibimos de la Palabra de Dios. Al concentrarme en mi relación con Dios, recuerdo que mi verdadero sustento viene de Él, no de mi cuenta bancaria.

El enemigo a menudo busca definirnos por nuestros errores pasados ​​y dificultades financieras. Pero como hijo de Dios, sé que mi nombre no es "facturas" ni "estrés financiero". Mi nombre es "Hija del Gran Yo Soy", y soy de la realeza, una princesa en el reino de Dios (1 Pedro 2:9, Romanos 8:14-17).

Hebreos 11:1 me recuerda que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Incluso cuando mis ojos físicos no pueden ver una salida a mis problemas financieros, mis ojos espirituales confían en que Dios está obrando todo para mi bien (Romanos 8:28).

Mientras afronto los desafíos de esta vida, oro para que Dios encienda mi reino espiritual, dándome la fuerza para mantener mis ojos fijos en Él. Que pueda recordar que mi verdadera identidad y valor provienen de ser una hija del Gran Yo Soy, y que pueda confiar en Sus promesas de satisfacer todas mis necesidades conforme a Sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19).

Oración: Padre Celestial, gracias por recordarme mi verdadera identidad y valor. Dame la fuerza para mantener mi mirada fija en Ti y que pueda confiar en Tus promesas para satisfacer todas mis necesidades. En el nombre de Jesús, Amén.

—MC©️

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