Alabar a Dios: el fundamento de nuestra fortaleza.

Mientras espero con ansias el servicio de mitad de semana, no pude evitar sentir una oleada de emoción y gratitud. Alabar a Dios no se limita a un día específico de la semana; Él merece nuestra admiración y adoración diaria. Después de todo, Él es quien conquistó el mundo por nosotros, limpiándonos del pecado y tomando sobre Sí nuestras iniquidades.

Al reflexionar sobre mi vida diaria, me di cuenta de la frecuencia con la que confío en soluciones temporales para protegerme del daño. Por ejemplo, cuando hace frío, agarro mi chaqueta más gruesa, confiando en que me mantendrá abrigada y segura. De manera similar, debo aprender a confiar en Dios, el Creador todopoderoso y omnisciente, para protegerme de cualquier daño.

Mi estudio bíblico de hoy, habló sobre la importancia de tener raíces profundas en el Señor. Así como un árbol con raíces profundas puede soportar cualquier tormenta, también podemos soportar los desafíos de la vida cuando nuestras raíces están firmemente arraigadas en Dios. Como nos recuerda Jeremías 17:5-8: “Maldito el que confía en el hombre, que se apoya en la carne para su fuerza, y cuyo corazón se aparta del Señor... Pero bienaventurado el que confía en el Señor, cuya confianza está en él”.

Al examinar mi propia vida, me pregunto: ¿Estoy parado sobre terreno firme, donde mis raíces pueden crecer profundamente y seguir siendo fructíferas, o estoy parado sobre terreno inestable, vulnerable a los caprichos de la vida? Deseo pararme sobre el terreno sólido del carácter, el amor y la soberanía de Dios.

Para lograr esto, debo aumentar mi hambre de Dios, mi anhelo de santidad y mi deseo de creer en Jesús como mi Señor y Salvador. Como declara el Salmo 1:3: “Es como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae; todo lo que hace prospera”.

Para terminar, ofrezco esta oración: Padre celestial, te agradezco por ser mi fuente de fortaleza. Ayúdame a hundir mis raíces profundamente en Tu carácter, amor y soberanía. Que pueda confiar en Tu protección y provisión todopoderosas, y que mi vida sea un testimonio de Tu bondad y fidelidad. En el nombre de Jesús, te lo pido. Amén.

—MC©️

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