Corriendo la carrera con perseverancia y fe

Al reflexionar sobre mi camino, recuerdo las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 9:24: “¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo se lleva el premio? Corran de tal manera que obtengan el premio”. Este versículo se ha convertido en un recordatorio clave para mí mientras me preparo para una competencia de culturismo, pero más importante aún, mientras me esfuerzo por crecer espiritualmente.

Mi camino no ha sido fácil. Recuerdo mis luchas con el peso, pasando de 210 libras a 135 libras. La disciplina de seguir una rutina de nutrición y ejercicios se ha convertido en un hábito, pero también me ha enseñado lecciones valiosas sobre la perseverancia y el autocontrol. De manera similar, mi crecimiento espiritual ha sido un camino de transformación. He sido un Saúl, siguiendo las instrucciones de Dios de manera selectiva; un Jonás, desobedeciendo y huyendo; y un David, cometiendo errores pero buscando el perdón. Sin embargo, a medida que me he comprometido a leer la Palabra de Dios y a buscar Su camino, he comenzado a correr la carrera con perseverancia y confianza.

He llegado a darme cuenta de que mi vida espiritual no se trata de mi fuerza, sino del poder de la resurrección de Jesús. Soy débil, pero Él es fuerte. Estoy corriendo a ciegas, confiando en que Dios tiene todo bajo control. Incluso en medio de las tormentas, sé que Él está conmigo, guiándome a través de la agitación.

Al buscar la presencia de Dios, recuerdo la importancia de la humildad y la entrega. Ruego que Dios me permita ser lleno del poder de Su Espíritu Santo, que pueda sentir y vivir en Su paz, y que mi alma finalmente pueda descansar en Su Gracia.

Estoy agradecido por el sacrificio de Jesucristo, quien me devolvió la vida y derramó Su amor sobre mí. Ruego que pueda continuar corriendo la carrera con perseverancia y fe, buscando el premio de Dios, que es la vida eterna en Él.

En conclusión, mi viaje me ha enseñado que el crecimiento espiritual es un proceso que dura toda la vida. Se requiere perseverancia, autocontrol y entrega. Mientras sigo corriendo la carrera, confío en que Dios me guiará, me fortalecerá y me llevará a la meta, donde recibiré el premio de la vida eterna en Él.

—MC©️

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