Encontrando descanso en la soberanía de Dios.

Mientras afronto los desafíos de este mundo, a menudo me siento tentada a ceder al miedo y la ansiedad. Sin embargo, a medida que continúo mi viaje espiritual, recuerdo la asombrosa gracia y misericordia de Dios. En medio de la confusión, puedo descansar en el poder del Todopoderoso, sabiendo que Él está sentado en el trono y sostiene este mundo en la palma de Su mano.

El Salmo 62 se ha convertido en una fuente de consuelo y seguridad para mí. El salmista declara: "Nunca seré sacudida, porque Dios es mi roca, mi salvación y mi gloria" (Salmo 62:2, 6-7). Estas palabras resuenan en mi corazón, recordándome que no estoy sola y que la inmensa gracia y fortaleza de Dios están conmigo todos los días.

Como hija del Rey, recuerdo el sacrificio que Jesús hizo en la cruz por mí. Su preciosa sangre tiene el poder de vencer cualquier ataque maligno, y su resurrección me asegura que Él es el Rey de todo. El enemigo de mi alma no tiene reino, ni poder, ni vida propia; es solo por la gracia de Dios que se le permite existir.

En medio de las batallas espirituales, me reconforta saber que Dios está peleando por mí. Él me recuerda: “La batalla no es vuestra, sino mía” (2 Crónicas 20:15). Puedo descansar en Él, sabiendo que mi honra y mi salvación dependen solo de Él.

En tiempos de incertidumbre, clamo a Dios, pidiéndole que escuche mis peticiones. Recuerdo su fidelidad y poder, como se ve en la historia de Sansón, a quien le fue dada la fuerza para derrotar a sus enemigos (Jueces 14:5-6). Sé que Dios puede abrir los mares de mi vida, destruir los muros que bloquean mi camino y darme la fuerza para vencer cualquier obstáculo.

Al acercarme a Dios con mi clamor, pido en el nombre de Jesús, mi Señor y Salvador, que escuche mi oración. Que pueda seguir descansando en Su soberanía, confiando en Su bondad y misericordia. Que Su presencia sea mi roca, mi refugio y mi fortaleza. En el nombre de Jesús, oro. Amén.

—MC©️

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