Guerra Espiritual y La Presencia Divina de Dios.

Como hija de Dios, he recordado que estoy involucrada en una batalla espiritual. El enemigo de mi alma busca atacarme en mis momentos más débiles, con el objetivo de infundir miedo y duda. Recientemente, mientras atravesaba una temporada de enfermedad física, me encontré enfrentando un ataque espiritual.

En mi humanidad, me sentí abrumada y cansada, temerosa de las incertidumbres de la vida. Sin embargo, como hija del Rey, sé que tengo un Padre celestial que siempre está conmigo. Entonces, corrí a Sus brazos, llorando con todo mi corazón y depositando mi ansiedad a los pies de la cruz.

Me recordé a mí misma la poderosa verdad de que "el Espíritu de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos vive en mí" (Romanos 8:11). Esta seguridad me llenó de confianza, sabiendo que he sido apartada para el propósito y la gloria de Dios.

Mientras buscaba la guía y el plan de Dios para mi vida, Él me dirigió a Éxodo 33:14-23 y 34:5-9. En estos pasajes, la presencia y el favor de Dios son palpables. El Señor declara: "Yo iré contigo, y te daré descanso, y todo estará bien, porque te miro con agrado y te conozco por tu nombre" (Éxodo 33:14-17).

Estas palabras resonaron profundamente en mí, llenándome de una sensación de paz y seguridad. Me di cuenta de que la presencia de Dios en mi vida me distingue del mundo. Su favor y conocimiento de mí son una fuente de fortaleza y consuelo.

“Padre Dios, reclame como Tu posesión personal, apártame para Tu gloria, sin Tu presencia, soy incapaz de afrontar los desafíos de la vida. En medio de la guerra espiritual, he llegado a comprender la importancia de permanecer en Tu presencia. Tu presencia divina es mi fuente de fortaleza, consuelo y guía. Mientras camino a través de las incertidumbres de la vida, me aferraré a la seguridad de que estás conmigo y de que tu favor y presencia me apartan para tu propósito y gloria. En el poderoso nombre de mi Señor y Salvador, Jesucristo, te lo pido. Amén.”

—MC©️

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