La fuente de vida: Jesús, la verdadera plenitud.

En la quietud de la noche, mientras yacía despierta con la garganta reseca, recordé la sed más profunda que reside dentro de cada uno de nosotros. Mientras oraba para recibir alivio, no sabía que Dios estaba preparando una lección para mí, una que saciaría no solo mi sed física sino también mi anhelo espiritual.

A la mañana siguiente, mientras profundizaba en mi estudio bíblico, me impactó el pasaje de Juan 4:13-18, donde Jesús se encuentra con la mujer samaritana en el pozo. Su conversación gira en torno al tema del "agua viva", que Jesús ofrece como solución a las necesidades más profundas de la mujer.

Este encuentro resonó profundamente en mí, mientras reflexionaba sobre las formas en que a menudo confundimos las posesiones materiales, las relaciones y los placeres fugaces con la verdadera plenitud. Nos conformamos con soluciones temporales, solo para encontrarnos ansiando más, nunca satisfechos. La historia de la mujer samaritana es un recordatorio conmovedor de que nuestros intentos de saciar nuestra sed con soluciones terrenales, en última instancia, nos dejan vacíos.

Sin embargo, Jesús ofrece un tipo diferente de agua: agua viva que satisface nuestros anhelos más profundos y brinda vida eterna. Como declara: "Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás" (Juan 4:13-14).

Esta promesa no se limita a la mujer samaritana ni a mí; es una oferta universal. Jesús es la fuente de vida, la fuente de satisfacción y alegría eternas. Cuando bebemos de su agua viva, nuestros pensamientos, sentimientos y deseos se transforman.

Al mirar atrás en mi propia trayectoria, estoy agradecido por el día en que bebí del agua viva de Jesús. Mi vida ha cambiado para siempre, llena de alegría, paz y felicidad. Te aseguro que cuando bebas de esta fuente, experimentarás la misma transformación.

En un mundo que ofrece innumerables alternativas a la verdadera plenitud, recordemos que Jesús es la única fuente de agua viva. Volvámonos a Él, la Fuente de Vida, y bebamos profundamente de su manantial eterno.

—MC©️

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