Liberando el Poder del Perdón.

Como cristianos, estamos llamados a perdonar a los demás, tal como Dios nos ha perdonado a nosotros. Sin embargo, el perdón puede ser uno de los aspectos más desafiantes de nuestra fe. En Mateo 6:14-15, Jesús nos enseña que el perdón no es opcional, sino esencial para nuestra relación con Dios: "Porque si perdonáis a los demás sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis a los demás sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas".

Al reflexionar sobre nuestras vidas, podemos darnos cuenta de que hay personas a las que debemos perdonar. Tal vez sea un familiar que nos lastimó, un amigo que nos traicionó o un colega que nos hizo daño. Sea quien sea, el perdón es esencial para nuestro bienestar espiritual y nuestra libertad.

El perdón no significa olvidar o tolerar el daño. Más bien, significa liberar al ofensor de nuestro juicio y elegir dejar ir la amargura y el resentimiento. El perdón es un proceso y puede llevar tiempo. Sin embargo, cuando elegimos perdonar, nos abrimos a la sanación y restauración de Dios.

En la historia de José, vemos un poderoso ejemplo de perdón. A pesar de haber sido vendido como esclavo por sus hermanos, José eligió perdonarlos e incluso les proveyó lo necesario en su momento de necesidad (Génesis 45:1-15). El perdón de José no se basó en las acciones de sus hermanos, sino en la soberanía y la bondad de Dios.

Al considerar a quién debemos perdonar, recordemos que el perdón no se trata solo de la otra persona; se trata de nosotros mismos. Cuando perdonamos, nos liberamos de las cadenas de la amargura y el resentimiento. Creamos espacio para que el amor y la sanación de Dios fluyan a nuestras vidas.

En conclusión, el perdón es un aspecto fundamental de nuestra fe. Al reflexionar sobre nuestras vidas, identifiquemos a quienes necesitamos perdonar y elijamos liberarlos de nuestro juicio. Que, como José, perdonemos a los demás no en función de sus acciones, sino en función de la bondad y la soberanía de Dios. Que podamos experimentar el poder liberador del perdón y crear espacio para que el amor y la sanación de Dios transformen nuestras vidas.

—MC©️

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