Reflexionando sobre la asombrosa gracia de Dios.

Mientras me siento en silencio, reflexionando sobre el paso del tiempo, me sorprende la profunda comprensión de la asombrosa gracia de Dios en mi vida. La llegada de un nuevo mes sirve como un conmovedor recordatorio de la naturaleza fugaz del tiempo, y, sin embargo, es en estos momentos de reflexión que me encuentro con la seguridad inquebrantable del amor y la fidelidad de Dios.

Al mirar hacia atrás en los meses anteriores, me invade un abrumador sentido de gratitud por las innumerables bendiciones que se han derramado sobre mí. Las palabras del salmista resuenan profundamente en mi corazón: "Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre" (Salmo 103:1). Mi alma no puede evitar cantar alabanzas a Aquel que ha sido mi compañero constante, mi roca y mi salvación.

En medio de las pruebas y tribulaciones de la vida, Jesús ha sido mi ayuda siempre presente, mi luz guía en la oscuridad. Su paciencia y amor han sido el faro que ha iluminado mi camino, acercándome más a Su corazón. El sacrificio que hizo en la cruz, la máxima expresión de Su amor, me asegura mi valor a Sus ojos. Recuerdo las palabras del apóstol Pablo: “Mas Dios demuestra su amor para con nosotros en esto: en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Como hija del Rey, me llena de humildad darme cuenta de que por mis venas corre sangre real, la sangre de Cristo. Esta verdad me llena de un sentido inquebrantable de identidad y propósito. Ya no estoy atada por los grilletes de la oscuridad, sino que he sido rescatada y llevada a la luz radiante del amor de Dios.

Al ofrecer mis oraciones al Padre Celestial, me lleno de agradecimiento por Su bondad, Su fidelidad y Su amor inquebrantable. Que Su nombre sea alabado por siempre, y que Su luz siga brillando intensamente en mi vida, guiándome por el camino de la rectitud.

En el nombre de Jesús, te lo pido. Amén.

—MC©️

#Faith2bStrongOnPurpose

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