Una vida transformada por el amor de Dios.

Al emprender este nuevo capítulo de mi camino profesional, me siento llena de gratitud y asombro, sabiendo que la mano de Dios me ha estado guiando en cada paso del camino. Después de meses de dificultades económicas, he llegado a darme cuenta de que la presencia de Dios en mi vida es el mayor tesoro que poseo.

Al ver la serie de televisión "Los Elegidos” (The Chosen), me impacta la profunda realidad de la vida y las enseñanzas de Jesús. Aunque no tuve el privilegio de caminar junto a Él como lo hicieron los discípulos, soy profundamente consciente de Su presencia en mi vida. Jesús vino a liberarme de las cadenas del pecado, a darme vida abundante y eterna. Su amor por mí es un misterio que supera el entendimiento humano, un amor que lo impulsó a entregar Su vida en la cruz del Calvario.

Al reflexionar sobre el rechazo de los fariseos a las enseñanzas de Jesús, recuerdo los peligros de la ceguera espiritual. A pesar de tener el privilegio de presenciar los milagros de Jesús y escuchar sus palabras, decidieron pasar por alto el amor y la redención que Él ofrecía. Su historia sirve como un conmovedor recordatorio para permanecer humildes, buscar el corazón de Dios y caminar en obediencia a Su voluntad.

En contraste, el amor y el trato de Jesús a Sus discípulos son un testimonio de Su naturaleza compasiva y misericordiosa. Sus enseñanzas, aunque a menudo desafiantes, están impregnadas de un profundo amor por la humanidad. Al reflexionar sobre estas verdades, me lleno de gratitud por el don de la salvación, por la oportunidad de renacer a través de la fe en Jesucristo.

En las palabras del salmista: "Me sacó del pozo del lodo, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre una roca y me dio un lugar firme donde estar" (Salmo 40:2). Jesús es mi terreno firme, mi Roca, mi Redentor. Alabaré por siempre Su santo Nombre, dando gracias por el amor que ha transformado mi vida.

Que pueda seguir caminando en la luz del amor de Dios, que mi corazón permanezca humilde y receptivo a su voluntad, y que mi vida sea un testimonio del poder transformador de Jesucristo.

—MC©️

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